sábado, 18 de abril de 2009

Los Afluentes del Cambio: La Nanotecnología y La Biotecnología

Transhumanismo: Un Nuevo Renacimiento (II.I)


“¿Qué pasaría si pudiéramos reagrupar los átomos uno por uno de la forma en que nosotros quisiéramos?”

Richard Feynman



Desde que hace un poco más de 2500 años cuando Demócrito postuló que todas las cosas en la naturaleza debían estar compuestas por partículas “indivisibles”, hemos profundizado dramáticamente nuestro conocimiento sobre los átomos. Entre otras cosas, descubrimos que estos pueden ordenarse periódicamente y agruparse entre sí de modos específicos para formar moléculas, e incluso, como combinar estas para crear materiales con propiedades diferentes a los encontrados en la naturaleza. Aún más, aprendimos que éstos no son en lo absoluto indivisibles, que están compuestos por una compleja combinación de otras partículas más fundamentales y que la gran mayoría de ellos (incluyendo el calcio en nuestros huesos, el oxigeno que respiramos y el hierro en nuestra sangre, etc.) se formaron en el interior de las estrellas.

Pero en la enorme y fascinante historia de nuestro conocimiento sobre los bloques constitutivos de la naturaleza, hay una fecha de especial importancia, donde un reto planteado por un Profesor a sus colegas y alumnos daría origen a una revolución tecnológica que apenas está comenzando. El 29 de Diciembre de 1959, El Premio Nóbel de Física Richard Feynman, dictó una conferencia en la reunión anual de la Sociedad Americana de Física, en Caltech, donde expuso sus reflexiones de lo que sería posible crear si lográbamos reducir la magnitud mínima a la cual podíamos manipular la Naturaleza . En ella lanzó el reto de quien sería capaz de escribir los 24 volúmenes de la Enciclopedia Británica en la cabeza de un alfiler y puso un premio para tal proeza (que sería reclamada no mucho después) dando origen a la carrera hacia la mas extrema miniaturización posible, la nanotecnología.

La nanotecnología, el primero de los 4 pilares de la inminente revolución tecnológica, es la ciencia que nos permite manipular los átomos individualmente de tal forma que hace posible la construcción de dispositivos y/o artefactos a la escala de 10^(-9) m. El poder construir a escala atómica cualquier dispositivo mecánico concebible, abre las puertas a espectro casi ilimitado de aplicaciones, desde la lucha contra la contaminación hasta la medicina. En cada caso, una legión de nanobots (robots a escala atómica) que patrullaran el subsuelo o la atmósfera podrían disociar compuestos tóxicos y nocivos para el medio ambiente, o en cambio, circulando continuamente a través de nuestro torrente sanguíneo podrían dosificar medicinas directamente en las células que lo necesitan cuando lo necesiten. La nanotecnología es hoy una realidad y su uso es casi rutinario en muchos procesos y tecnologías. Además, actualmente este campo de investigación es el que más inversiones y subvenciones recibe de las grandes potencias a nivel mundial, por lo que muy probablemente en los próximas décadas, la nanotecnología permitirá llevar la industrialización (y con ella nuestra capacidad para intervenir el mundo) a dimensiones épicas, permitiéndonos hacer muchísimo más con literalmente muchísimo menos.

Siguiendo adelante en nuestra comprensión de la naturaleza, también aprendimos que los átomos agrupados en moléculas, y estas a su vez con otras muchas más moléculas, dan origen a configuraciones complejas capaces de autoreplicarse, almacenar en incluso transmitir información. Además, que éstas a su vez pueden formar sistemas con muchísimos componentes y con complicadas interacciones que, dadas las condiciones adecuadas y por medio de procesos que aun no conocemos, dan origen al fenómeno de la vida.


Las unidades fundamentales de este fenómeno son las células, pero la clave de la vida se encuentra en sus núcleos, en una molécula de forma helicoidal descubierta por Watson, Crick y Rosalind Franklin en 1953, que es común a todas las formas de vida conocidas en nuestro planeta, el ADN. La diferencia fundamental entre cualquiera dos seres vivos en la Tierra, entre una bacteria y un homo sapiens, está fundamentalmente (en términos generales) en como está codificada la información en el ADN.

Hace apenas 5 años, que gracias a la ayuda de grandes computadores, ha sido posible “leer” completamente el libro de la vida, mediante la secuenciación de todo genoma humano , tarea que fue emprendida tanto por el consorcio público liderado por Francis Collins y como el privado dirigido por Craig Venter. Sin embargo la tarea de entender sus páginas, recién ha comenzado.

El ADN puede interpretarse esencialmente como un algoritmo que le dice a todos los actores que intervienen en el desarrollo de la vida, cuando y que hacer. Si entendemos un leguaje de programación y las funciones que desempeñan cada parte de un algoritmo, se nos hace posible modificar el código añadiendo o quitando líneas, y con ello lograr que el “programa” tenga o no las funciones para la cuales fue diseñado originalmente. Análogamente, si entendemos el funcionamiento de los genes de una especie, podríamos suprimir la acción de aquellos que producen resultados no deseables, y favorecer la acción de aquellos cuyos resultados si lo son.

La ingeniería genética ha hecho esto posible desde hace ya muchos años. Numerosas y variadas han sido sus aplicaciones, siendo utilizada para fines tan prácticos como crear cosechas mas resistentes a ciertas enfermedades a las cuales eran propensas, hasta otros que en principio no lo parecieran tanto, como crear una especie de peces bioluminiscentes.

Sin embargo, dentro de todas las posibilidades que ofrece la genética, sin duda alguna la más trascendental de todas es, la modificación de nuestro propio genoma. Hasta ahora el gran programador de nuestra especie han sido las mutaciones y el proceso de selección natural, que mediante incontables ensayos y errores a lo largo de millones de años, ha producido uno (sino el que más) de sus productos más refinados, nosotros los humanos.

No obstante, sobran argumentos para criticar el adjudicamiento de dicha distinción. Somos bien concientes de las numerosas enfermedades, debilidades y limitaciones que forman parte de nuestras vidas, muchas de las cuales han sido hasta ahora, completamente ineludibles.

La ingeniería genética, entre tantas cosas, nos podría permitir controlar ciertos procesos que hasta ahora han estado en manos del azar. Nos permitiría por ejemplo controlar el proceso de crecimiento, las características estéticas corporales, las aptitudes físicas, etc. Pero mucho más importante, nos permitiría mejorar las fracciones menos elaboradas de nuestro ADN y hasta corregir los errores de la evolución natural. Por ejemplo, más allá de diagnosticar una enfermedad muchos años antes de la aparición de sus primeros síntomas, podríamos llegar a suprimir del todo los agentes genéticos causantes de dicha enfermedad.

Incluso podríamos potenciar las capacidades que nos ha dado la naturaleza, incrementando nuestra resistencia a ciertas enfermedades del sistema inmunológico , o agudizando nuestros sentidos o incluso aumentando nuestra memoria o inteligencia. Aún más allá sería posible añadir a nuestro ADN fragmentos de otras especies, que al incluirlo en nuestra programación, nos permitiría poseer nuevas y diferentes capacidades de aquellas que la selección natural nos ha otorgado.

Pero de todas las características biológicas poco deseables de nuestra especie, la preponderante ha sido siempre la propia finitud de la vida. En los últimos siglos la humanidad ha visto como la tecnología (al despojarnos de la necesidad de hacer trabajos de grandes y a la larga, devastadores esfuerzos físicos), la mejora de las condiciones de salubridad en nuestra vida cotidiana (previniendo la aparición de enfermedades e infecciones) y los grandes avances de la medicina han logrado aumentar progresivamente nuestro tiempo de vida, que en el más modesto de los escenarios, ha sido duplicado.

En la Edad Media, tan solo superar los 30 años de edad era toda una proeza, que en casi todos los casos, estaba reservada para las más altas elites de la sociedad. Hoy en día en los países desarrollados, el promedio de expectativa de vida de toda la población se encuentra entre los 75 y 80 años. Ahora con el desarrollo de la genética, hemos comenzado a estudiar y entender cuáles son las causas naturales del envejecimiento y con ello, en última instancia, la causas de la propia muerte.

En pocos años hemos identificado la existencia de relojes genéticos que marcan la pauta de los procesos de regeneración celular y ponen fin a éstos. Ya en 1962, Leonard Hayflick descubrió que las células humanas solo se duplican 52 veces antes de morir y que en ello radica el origen de la senescencia. Hoy sabemos que la enzima de la Telomerasa juega un rol fundamental en dicho proceso y hasta se ha logrado alterarlo significativamente en ratones [5]. Si logramos descifrar la manera de retrasar el paso de éstos relojes, podríamos multiplicar por varios factores nuestra esperanza de vida actual. Hoy en día a quienes creen, como el afamado inventor Ray Kurtzweil, que en base al progreso de las investigaciones y de nuestra comprensión de estos procesos en los humanos durante los últimos años [6], que en las próximas décadas podría ocurrir un salto sin precedentes en nuestra expectativa de vida . Incluso no es descabellado pensar, que un futuro quizás no tan lejano, logremos ralentizar nuestros relojes genéticos hasta el punto de casi detenerlos, logrando con ello extender indefinidamente nuestras vidas .

No obstante, es necesario señalar que la existencia de todas las formas de vida en la Tierra, hasta ahora, está inevitablemente supeditada a la existencia del Planeta en sí mismo. Sabemos que en aproximadamente 5.000.000.000 de años nuestro Sol estará en las fases finales de su vida y se convertirá en una estrella supergigante roja que arrasará la Tierra y todos los planetas interiores en el proceso. Sin embargo, la extensión de nuestra fugaz existencia en términos geológicos, sería sin duda una de los cambios más trascendentales de nuestra transición más allá de la humanidad.



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