“La imaginación es más importante que el conocimiento”
Albert Einstein
No hay duda que si conjugamos la imaginación y el conocimiento aumentaremos nuestras posibilidades de adentrarnos, así sea someramente, en la fascinante vorágine de los cambios por venir.Arthur C. Clarke en el preámbulo de su obra máxima 2001: Odisea del Espacio, postuló que siempre la realidad superaría en creces a la ficción; pero si nuestra realidad ya la ha superado en muchos casos, ¿qué podemos esperar del futuro?, ¿qué implicaciones podrían tener la aplicación intensiva de las tecnologías en nuestras vidas?, ¿podremos con nuestra imaginación crear nuevas ficciones susceptibles de ser superadas por la realidad?, ¿o ya esta no es suficiente para adentrarse en el insondable territorio de las posibilidades inciertas?. Despojado de prejuicios y abandonado por las paradigmas actuales, se presentan a continuación un breve y limitado conjunto de especulaciones sobre un mañana plausible, sobre rumbos posibles.
(ADVERTENCIA: a partir de aquí contenido altamente especulativo, se sugiere tomar las debidas precauciones al respecto.)
III.I Sobre el surgimiento de la Transgeneracionalidad y el triunfo de la Prospectiva:
Durante los últimos 100 años, la humanidad se ha visto amenazada por variadas y disímiles situaciones, desde guerras mundiales con armas convencionales hasta la posibilidad de una nuclear. Amenazas algunas de menor o mayor alcance, pero todas parecían tener un origen común: La incapacidad de lograr la convivencia en la divergencia y la consecuente imposición de una forma de pensar y vivir de unos a otros.
Sin embargo, tanto en medio los tormentosos tiempos de guerra y de los prósperos tiempos de paz, se ha estado creando o contribuyendo por igual al fortalecimiento de la mayor de las amenazas que debe y deberá enfrentar la humanidad en el futuro cercano. Una amenaza que no radica en el uso desmedido y desvariado del poderío militar de las naciones sino en el descontrol inducido de las poderosas fuerzas de nuestro planeta: el cambio climático.
Si bien el cambio climático tiene un conjunto de factores naturales que lo originan (como los ciclos de actividad solar, la precesión de la órbita terrestre, etc.) no debe quedar duda que el uso ineficiente, y en muchas veces, irracional de los recursos energéticos de nuestro planeta durante los últimos 200 años (por parte de nuestra sociedad industrial), ha jugado un rol importante en el actual calentamiento global.
Desde hace ya muchas décadas la ciencia alertó de las nefastas consecuencias que tendría seguir esta tendencia de consumo energético derrochador y de alto impacto ambiental. Sin embargo prácticamente nada se hizo, y solo ahora que los primeros efectos “visibles” empiezan a hacerse notar, es que la humanidad ha empezado preocuparse por hacer algo al respecto. No obstante del progresivo avance que ha tenido en la colectividad la preocupación por el medio ambiente y de la continua y marcada acumulación de pruebas científicas, la gran mayoría de las naciones mas desarrolladas del planeta siguen ignorando la situación y su rol determinante en ella. ¿por qué sucede esto?, ¿por qué seguimos invirtiendo dinero y esfuerzo en un negocio que a la larga (y mas bien corta) nos va arrojar incalculables pérdidas?.
La razón profunda por la cual seguimos sacrificando el futuro en nombre de la inmediatez, es la propia brevedad de la vida humana. En términos geológicos, el tiempo de vida de un ser humano es poco menos que un fugaz parpadeo en la edad de la Tierra, en incluso toda la historia humana no escapa de la validez de esta comparación. Para la mayoría de quienes tan solo pueden aspirar a vivir unos 70 u 80 años, les resulta extremadamente difícil preocuparse por las consecuencias de sus actos si éstas se solo verán reflejados varios siglos después de su propia muerte. Para otros muchos, en el mejor de los casos, su preocupación se extiende un poco mas allá hasta sus nietos, los cuales en todo caso tampoco sufrirían los efectos de sus actuales acciones u omisiones. O al menos, así ha sido hasta ahora.
La extensión de la expectativa de vida que casi seguramente habrá de lograrse en los próximos años, donde gracias a los avances de las NBICs se haría posible que una persona viviera al menos 200 o 300 años, tendrá un impacto definitivo en el surgimiento de una conciencia global de carácter transgeneracional. Ello nos enfrentaría de manera directa a las consecuencias de nuestras acciones (al menos en términos de degradación de medio ambiente), lo cual impulsaría radicalmente una transición en la forma de pensar de los individuos y el colectivo, pasando de la improvisación y la inmediatez a la planificación y la posteridad.
Además, el poder vivir varios siglos implicará un cambio profundo en las relaciones humanas. Si actualmente no es raro encontrar núcleos familiares donde conviven hasta cuatro generaciones diferentes, donde cada miembro de cada generación desempeña un rol, resulta fascinante pensar que dinámicas surgirían en una familia donde, en un mismo espacio y tiempo, pudieran convivir entre 10 y 20 generaciones simultáneamente.
¿Cuánta información podría acumularse y compartirse en el encuentro de tantas generaciones?. ¿Cuántas tradiciones podrían sobrevivir a los cambios entre una y otra generación?. ¿Cómo afectaría esto al concepto de familia?, ¿se mantendrá o evolucionará hacia una nueva definición operativa?.
Es posible que las ventajas que pragmática y ancestralmente ha ofrecido el pertenecer a un núcleo familiar adquieran dimensiones inusitadas. En una familia multigeneracional que se extienda por varios siglos, las acciones emprendidas por algunos de sus miembros podrían beneficiar o perjudicar a muchas generaciones posteriores, a las cuales se tendría acceso temporalmente para recibir de ellas sus agradecimientos o sus reprensiones. Si a esto sumamos el efecto que tendrá el intercambio masivo de información instantánea (efecto que discutiremos mas adelantes) resulta probable que las familias evolucionen funcionalmente más hacia la organización actual de las corporaciones, donde un objetivo común une a muy diferentes individuos, cada cual desempeñando una función particular en nombre de un misión general. Pero aún a escala individual, la extensión de la expectativa de vida, tendrá un efecto inimaginable en cuanto a las posibilidades de desarrollo de las personas. ¿Cuánto conocimiento y sabiduría podrían acumularse viviendo a lo largo de 3 siglos?. ¿Cuántas ideas producto del enriquecimiento intelectual podría aflorar en dicho tiempo?. ¿Cuántas habilidades podríamos desarrollar teniendo mucho más del tiempo necesario para satisfacer las necesidades materiales?.
Aún más, un incremente dramático del tiempo de vida nos llevaría necesariamente a buscar una solución al problema de la sobrepoblación mundial. Es un hecho que la Tierra posee recursos limitados y que existe un límite natural de personas que puede coexistir en condiciones deseables sobre en la Tierra. Y cuando las personas tengan muy altas probabilidades de vivir por siglos, obligatoriamente la tasa de crecimiento poblacional deberá disminuir drásticamente y apartarse del insostenible crecimiento geométrico, permitiendo la estabilización de la población mundial. De no ser esto posible, entonces nos veríamos en la necesidad de mudarnos de nuestra casa materna, y partir de búsqueda de nuevos hábitat en el Sistema Solar.
Con el surgimiento del pensamiento transgeneracional, pensar seriamente sobre el futuro será cada vez más y más importante, y con ello la ciencia de la prospectiva se convertirá en la herramienta fundamental en el desarrollo y subsistencia de la post humanidad. Quienes sean capaces de entenderlo tendrán la enorme ventaja y el privilegio de escoger los mejores asientos en el espectáculo del mañana que se está volviendo hoy.
Sin embargo, tanto en medio los tormentosos tiempos de guerra y de los prósperos tiempos de paz, se ha estado creando o contribuyendo por igual al fortalecimiento de la mayor de las amenazas que debe y deberá enfrentar la humanidad en el futuro cercano. Una amenaza que no radica en el uso desmedido y desvariado del poderío militar de las naciones sino en el descontrol inducido de las poderosas fuerzas de nuestro planeta: el cambio climático.
Si bien el cambio climático tiene un conjunto de factores naturales que lo originan (como los ciclos de actividad solar, la precesión de la órbita terrestre, etc.) no debe quedar duda que el uso ineficiente, y en muchas veces, irracional de los recursos energéticos de nuestro planeta durante los últimos 200 años (por parte de nuestra sociedad industrial), ha jugado un rol importante en el actual calentamiento global.
Desde hace ya muchas décadas la ciencia alertó de las nefastas consecuencias que tendría seguir esta tendencia de consumo energético derrochador y de alto impacto ambiental. Sin embargo prácticamente nada se hizo, y solo ahora que los primeros efectos “visibles” empiezan a hacerse notar, es que la humanidad ha empezado preocuparse por hacer algo al respecto. No obstante del progresivo avance que ha tenido en la colectividad la preocupación por el medio ambiente y de la continua y marcada acumulación de pruebas científicas, la gran mayoría de las naciones mas desarrolladas del planeta siguen ignorando la situación y su rol determinante en ella. ¿por qué sucede esto?, ¿por qué seguimos invirtiendo dinero y esfuerzo en un negocio que a la larga (y mas bien corta) nos va arrojar incalculables pérdidas?.
La razón profunda por la cual seguimos sacrificando el futuro en nombre de la inmediatez, es la propia brevedad de la vida humana. En términos geológicos, el tiempo de vida de un ser humano es poco menos que un fugaz parpadeo en la edad de la Tierra, en incluso toda la historia humana no escapa de la validez de esta comparación. Para la mayoría de quienes tan solo pueden aspirar a vivir unos 70 u 80 años, les resulta extremadamente difícil preocuparse por las consecuencias de sus actos si éstas se solo verán reflejados varios siglos después de su propia muerte. Para otros muchos, en el mejor de los casos, su preocupación se extiende un poco mas allá hasta sus nietos, los cuales en todo caso tampoco sufrirían los efectos de sus actuales acciones u omisiones. O al menos, así ha sido hasta ahora.
La extensión de la expectativa de vida que casi seguramente habrá de lograrse en los próximos años, donde gracias a los avances de las NBICs se haría posible que una persona viviera al menos 200 o 300 años, tendrá un impacto definitivo en el surgimiento de una conciencia global de carácter transgeneracional. Ello nos enfrentaría de manera directa a las consecuencias de nuestras acciones (al menos en términos de degradación de medio ambiente), lo cual impulsaría radicalmente una transición en la forma de pensar de los individuos y el colectivo, pasando de la improvisación y la inmediatez a la planificación y la posteridad.
Además, el poder vivir varios siglos implicará un cambio profundo en las relaciones humanas. Si actualmente no es raro encontrar núcleos familiares donde conviven hasta cuatro generaciones diferentes, donde cada miembro de cada generación desempeña un rol, resulta fascinante pensar que dinámicas surgirían en una familia donde, en un mismo espacio y tiempo, pudieran convivir entre 10 y 20 generaciones simultáneamente.
¿Cuánta información podría acumularse y compartirse en el encuentro de tantas generaciones?. ¿Cuántas tradiciones podrían sobrevivir a los cambios entre una y otra generación?. ¿Cómo afectaría esto al concepto de familia?, ¿se mantendrá o evolucionará hacia una nueva definición operativa?.
Es posible que las ventajas que pragmática y ancestralmente ha ofrecido el pertenecer a un núcleo familiar adquieran dimensiones inusitadas. En una familia multigeneracional que se extienda por varios siglos, las acciones emprendidas por algunos de sus miembros podrían beneficiar o perjudicar a muchas generaciones posteriores, a las cuales se tendría acceso temporalmente para recibir de ellas sus agradecimientos o sus reprensiones. Si a esto sumamos el efecto que tendrá el intercambio masivo de información instantánea (efecto que discutiremos mas adelantes) resulta probable que las familias evolucionen funcionalmente más hacia la organización actual de las corporaciones, donde un objetivo común une a muy diferentes individuos, cada cual desempeñando una función particular en nombre de un misión general. Pero aún a escala individual, la extensión de la expectativa de vida, tendrá un efecto inimaginable en cuanto a las posibilidades de desarrollo de las personas. ¿Cuánto conocimiento y sabiduría podrían acumularse viviendo a lo largo de 3 siglos?. ¿Cuántas ideas producto del enriquecimiento intelectual podría aflorar en dicho tiempo?. ¿Cuántas habilidades podríamos desarrollar teniendo mucho más del tiempo necesario para satisfacer las necesidades materiales?.
Aún más, un incremente dramático del tiempo de vida nos llevaría necesariamente a buscar una solución al problema de la sobrepoblación mundial. Es un hecho que la Tierra posee recursos limitados y que existe un límite natural de personas que puede coexistir en condiciones deseables sobre en la Tierra. Y cuando las personas tengan muy altas probabilidades de vivir por siglos, obligatoriamente la tasa de crecimiento poblacional deberá disminuir drásticamente y apartarse del insostenible crecimiento geométrico, permitiendo la estabilización de la población mundial. De no ser esto posible, entonces nos veríamos en la necesidad de mudarnos de nuestra casa materna, y partir de búsqueda de nuevos hábitat en el Sistema Solar.
Con el surgimiento del pensamiento transgeneracional, pensar seriamente sobre el futuro será cada vez más y más importante, y con ello la ciencia de la prospectiva se convertirá en la herramienta fundamental en el desarrollo y subsistencia de la post humanidad. Quienes sean capaces de entenderlo tendrán la enorme ventaja y el privilegio de escoger los mejores asientos en el espectáculo del mañana que se está volviendo hoy.
Ensayo, Pensamiento Transgeneracional, Futuro, Transhumanismo
1 comentario:
Sumamente Interesante el planteamiento. Tendré que dar varias visitas, pero se ve muy bueno.
Saludos desde muy cerca
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